El matambre es un corte difícil y es muy fácil que quede incomible. Cuando no queda duro, queda chicloso. Depende mucho de la edad del animal (más jóven, más tierno) y de la forma de crianza (más sedentario, más tierno), pero cuando sale rico, sale tan, tan rico, que no paramos de intentar cocinarlo de forma adecuada.