La cubierta crocante que contrasta con lo suave del relleno hacen que este plato valga la pena. Como lo ideal es comer el pejerrey relleno sin abrirlo, es importante quitarle las partes duras cuando lo limpiamos: la aleta de arriba y las aletas del costado. Es muy fácil: las cortamos al ras con un cuchillo afilado.