El conejo tiene una carne blanca muy escasa en grasas por lo que se ha convertido en un alimento típico de la dieta mediterránea y cuya versatilidad gastronómica permite incluirlo en comidas y cenas.
El conejo tiene una carne blanca muy escasa en grasas por lo que se ha convertido en un alimento típico de la dieta mediterránea y cuya versatilidad gastronómica permite incluirlo en comidas y cenas.
Previamente pedimos al carnicero que nos trocee el conejo en 8 trozos grandes.
Para empezar a prepararlo pelamos y picamos los dientes de ajo junto con el perejil.
Después en un mortero, machacamos un diente de ajo y el pan frito, y le añadimos el vino blanco.
Luego espolvoreamos el conejo con el romero y lo ponemos en un bol.
Añadimos un buen chorro de aceite, salpimentamos y añadimos el ajo, el vino, el perejil y el pan picados y dejamos macerar el conejo al romero durante 2 horas.
Sacamos la carne del macerado y a continuación la ponemos en una sarten con aceite y freímos los trozos de conejo.
Cuando están dorados los trozos de conejo, añadimos el líquido donde hemos macerado la carne.
Añadimos entonces un poco de agua hasta que el conejo al romero y vino blanco quede cubierto y lo cocemos a fuego lento, hasta que la carne esté tierna y la salsa quede espesa.
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