No me preguntes por qué el pato y la naranja van tan bien juntos pero dejan un sabor al paladar único. Las pechugas de pato son mis favoritas, cuando quiero hacer algo especial y diferente para mis invitados.
No me preguntes por qué el pato y la naranja van tan bien juntos pero dejan un sabor al paladar único. Las pechugas de pato son mis favoritas, cuando quiero hacer algo especial y diferente para mis invitados.
Lavar bien las pechugas, secarlas con papel de cocina.
Hacer un corte en forma de rombos sobre la piel con un cuchillo bien filoso, cuidando de no cortar la carne.
Lavar las naranjas con agua caliente y rallar la cáscara hasta tener 1 a 2 cucharadas de ralladura de cáscara.
Luego pelar las naranjas y cortarlas en rodajas, retirar las semillas y exprimir y obtener el jugo de 2 naranjas.
Calentar aceite en una sartén a fuego mediano/alto y dorar las pechugas, con la piel hacia abajo, por 8 minutos.
Dar vuelta las pechugas, rociarlas con Grand Marnier y cocinar por otros 5 minutos.
Retirar las pechugas de la sartén, salpimentarlas a gusto, y colocarlas en un plato, cubiertas con papel aluminio.
Para la salsa:
Mezclar el jugo de naranja con la crema.
Añadir el caldo de pollo y el aceto balsámico, y cocinar por otros 5 minutos.
Agregar las rodajas de naranja y la ralladura, y salpimentar a gusto.
Por último, agregar el resto del jugo de cocción de las pechugas a la salsa.
Servir la salsa sobre las pechugas.
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